As mother, mentor, visionary, healer, and student of life, Anetta loves empowering individuals to create and travel their own transformative journeys. She practices and teaches Energy Medicine with the Four Winds. Through her synthesis of Psychotherapy, Body practices, Mind practices and Energy Medicine, she tailors holistic and personal approaches to each individual's Life Quest.
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-SEGUIMIENTO DE LÍNEAS TEMPORALES
Los Laika nos dicen: «Cuando podemos caminar sobre la nieve y no dejamos huellas, cuando no proyectamos sombra, no perturbamos las ondas del tiempo». Caminar sobre la nieve sin dejar huellas significa que pisamos tan ligeramente que no dejamos rastro de nuestro paso, mientras que no proyectar sombra significa que no proyectamos nuestro yo herido en los demás: no nos gusta o disgusta alguien porque nos recuerde a nuestra madre o amante. Brillamos como un sol que no proyecta sombras.
Así es como debemos caminar hacia el destino, porque si perturbamos las ondas del tiempo, habrá una reacción inmediata. Los griegos habrían dicho que «enfadamos a los hados», mientras que los hindúes dirían que «caemos en el karma». Por eso, cuando viajamos hacia el destino, no podemos dejar huellas ni interponer nuestra voluntad. Para caminar con ligereza, debemos disolver el yo, liberándonos de los caprichos del ego. Debemos desprendernos de nuestro «yo» y hacernos uno con el Espíritu.
Cuando nos sacamos a nosotros mismos de la ecuación, cuando ya no estamos «haciendo» nada o deseando un resultado, cuando ya no tenemos nuestros corazones puestos en que algo sea diferente de como es ahora mismo, somos uno con el Espíritu y podemos simplemente dejar que suceda. En este estado sin ego, aceptando el mundo tal y como es, podemos influir en el futuro siguiendo nuestras líneas temporales.
Una línea del tiempo es un cordón imaginal de luz que va del presente al pasado y al futuro. Todos los acontecimientos de nuestra historia quedan registrados en nuestras líneas temporales desde el pasado hasta el presente, porque cada acción deja una huella en el tiempo. Nuestras líneas temporales también se extienden hacia el futuro como miles de hebras luminosas, como hilos de fibra óptica que se abren en abanico desde el cordón de luz, y cada hebra representa un futuro posible. Puedes seguir adelante a lo largo de tus posibles futuros para descubrir tu destino sanado, en el que tu enfermedad cardíaca o tu cáncer de mama se han curado, tu dieta ha cambiado y tus relaciones tóxicas se han limpiado.
El seguimiento a lo largo de líneas temporales se ha utilizado durante milenios. En las sociedades aborígenes, el chamán debe guiar a su tribu hasta el lugar donde estarán los peces y la caza a la mañana siguiente. Lo hace siguiendo la línea del tiempo de la aldea, para encontrar el lugar donde los cazadores deben esperar a la presa al amanecer. Por eso, cuando buscamos el destino, no sólo buscamos lo probable, sino también lo posible, por improbable que sea. Si sólo buscamos destinos probables, nunca encontraremos el bisonte o el pez, un futuro estado curado o la paz mundial. En su lugar, reforzaremos los futuros probables negativos, porque los resultados negativos que encontramos se instalan en nuestras líneas temporales.
En física cuántica existe una teoría llamada «principio de incertidumbre de Heisenberg», según la cual el observador influye en el resultado de los acontecimientos. Observe una partícula subatómica, pensando que es una onda, y se convertirá realmente en una onda; espere ver una partícula subatómica en un lugar determinado, y estará allí. Podemos aplicar este principio a nuestras propias vidas comprendiendo que cualquier destino que sigamos se cumplirá: como saben los videntes, todas las profecías se autocumplen.
Poner el carro delante de los bueyes y considerar las posibilidades antes que las probabilidades es esencial a la hora de seguir el destino. En una emisión televisada en 1961, por ejemplo, el Presidente John F. Kennedy anunció que al final de la década Estados Unidos llevaría un hombre a la Luna y lo devolvería sano y salvo a la Tierra. Sus asesores volvieron y le dijeron: «No tenemos la tecnología, los conocimientos ni el dinero». Kennedy respondió: «Hazlo realidad». Expresó la posibilidad, y sucedió.
Del mismo modo, Nelson Mandela fue capaz de manifestar un sueño colectivo de lo posible, provocando un cambio extraordinario, contra todo pronóstico. Transformó la división y la hostilidad del apartheid en un cambio positivo y una transición pacífica, con igualdad para todos. Juntos, él y el pueblo sudafricano lograron el más improbable de los destinos. Si unos pocos grandes hombres y mujeres pueden cambiar el destino de las naciones, imagínense cuánto más fácil es cambiar nuestro destino individual.
La semana que viene: El Canal Momentum.
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