Cómo perjudica el estrés al cerebro

Desde el punto de vista de la ingeniería, la tensión puede definirse como la resistencia que ofrece una materia a ser remodelada y reformada. Cuando se coloca una carga sobre una viga de acero, ésta resiste, impidiendo que el edificio se derrumbe. Si la carga es lo suficientemente grande, la viga cede y la estructura sufre daños o se derrumba. El estrés psicológico es similar. Cuando ya no podemos resistir las fuerzas que intentan moldearnos y darnos forma, ya sea el comportamiento de nuestro cónyuge o la situación económica o política de nuestra nación, nos derrumbamos, nos volvemos ansiosos y depresivos, incapaces de hacerles frente.

Los psicólogos identifican dos tipos de estrés: agudo y crónico. Ambos afectan a la salud de las mitocondrias de nuestras células y a nuestro bienestar general. El estrés agudo dura relativamente poco. Es lo que te encuentras cuando te enfrentas a una situación de aprendizaje novedosa, y en realidad es bueno para ti en el sentido de que te permite recordar el acontecimiento, ya sea positivo o negativo. Estrés crónico de larga duración. Ocurre cuando te preocupas todo el mes por cómo vas a pagar la hipoteca o el alquiler, o cuando temes despertarte junto a la persona con la que te casaste años antes, o cuando te preocupas por la pandemia, las variantes de los cóvidos, las vacunas y si es seguro salir en público.

La hormona del estrés cortisol, que se produce en cantidades excesivas cuando estamos encerrados en un estado de estrés crónico aumenta los efectos de los radicales libres en las neuronas del hipocampo. Esto provoca daños en las mitocondrias, lo que a su vez provoca daños en las mitocondrias, lo que a su vez provoca aún más producción de radicales libres. El estrés crónico puede llevarnos a una rutina en la que el cableado de nuestras redes neuronales nos mantiene repitiendo el mismo comportamiento disfuncional y esperando un resultado diferente. A medida que experimentamos depresión y comportamientos repetitivos derivados del estrés crónico, somos menos capaces de pensamiento analítico. Las hormonas del estrés liberadas en el torrente sanguíneo nos mantienen en un orden inferior de funcionamiento cerebral, incapaces de alcanzar la sinergia.

Cada vez nos resulta más difícil aprender de las experiencias pasadas, modificar las creencias que nos llevan a recrearlas una y otra vez y salir de nuestras rutinas de comportamiento. Debido a la forma en que el estrés y los traumas han conectado nuestros cerebros, somos incapaces de pensar o sentir para salir de una crisis personal.

Afortunadamente, los investigadores han descubierto que podemos detener esta cascada de acontecimientos químicos destructivos. Las investigaciones con animales han demostrado que un nivel elevado de factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que es una hormona cerebral protectora que aumenta con actividades como la reducción de calorías, el ayuno y el ejercicio físico y mental, confiere un alto nivel de protección al hipocampo, haciéndolo resistente a los daños provocados por el cortisol elevado; y ahora sabemos que en los seres humanos, el BDNF desempeña el mismo papel.

¿Está preparado para reducir el estrés en su vida? Una combinación de suplementos nutricionales, glutatión y oxígeno hiperbárico, de los que se habla en los protocolos del Programa Potencie su Cerebro, le ayudarán.