En Occidente, ya no recordamos cómo morir con gracia y dignidad. Trasladamos a los moribundos a hospitales donde se toman medidas extraordinarias para prolongar la vida. Las familias no saben cómo superar el fallecimiento de un ser querido. Muchas personas mueren con miedo, con asuntos sin resolver, sin haber dicho «te quiero» y «te perdono», palabras que serían tan sanadoras para ellas y sus familias. Hemos intentado hacer invisible la muerte, pensando que si la ignoramos el tiempo suficiente, desaparecerá.
En la cultura occidental no hay muchos mapas para después de la muerte; la mayoría se han elaborado a partir de experiencias cercanas a la muerte. Sin embargo, los chamanes del Tíbet y de América han cartografiado con gran detalle el paisaje más allá de la muerte.
La muerte es el último viaje de liberación. Cuando cesa la actividad neuronal y el cerebro se apaga se produce un fenómeno extraordinario, se abre un portal entre dimensiones que permite al moribundo entrar en el mundo del Espíritu.
Cuando una persona tiene asuntos pendientes en este mundo, no puede atravesar fácilmente este portal, por lo que es importante que completemos nuestros asuntos pendientes y estemos preparados para entrar en el infinito. Debemos tomar las medidas necesarias para volver a casa lo más limpios posible. Los grandes ritos de muerte practicados por las tradiciones chamánicas proporcionan pasos específicos para llevar la reconciliación y la curación tanto a los seres queridos como a la persona que muere.
«Morir conscientemente» – mantener la conciencia intacta a través del viaje de la muerte y más allá – está diseñado para todas las personas involucradas en el proceso de morir: El individuo, los familiares y los amigos. Su objetivo es ayudar a la persona que realiza el viaje más allá de la muerte a hacerlo de forma pacífica y llena de luz.
Podemos ayudar a nuestros seres queridos a iniciar su Gran Viaje dándoles la oportunidad de contar su historia, un paso en los ritos de la muerte conocido como recapitulación (revisión de la vida) y perdón. Todo lo que tenemos que hacer es escuchar con empatía y animarles a perdonarse a sí mismos como perdonarían a los demás, con compasión y sin juzgarles.
Independientemente de dónde hayamos nacido, todos tenemos un esqueleto con el mismo número de huesos. Asimismo, todos compartimos la misma anatomía luminosa, que incluye los chakras y los meridianos de acupuntura. La limpieza de los chakras del moribundo ayuda a liberar su cuerpo energético eliminando la energía tóxica acumulada a lo largo de la vida como resultado de un trauma.
Otro paso importante en los Ritos de la Muerte es dar a la persona permiso para morir. Mucha gente necesita saber que no hay razón para preocuparse por los que se quedan atrás. Los que no se sienten libres para dejar a sus seres queridos pueden demorarse innecesariamente durante meses.
Los chamanes creen que la puerta entre las dimensiones se cierra cuarenta horas después de la muerte, por lo que es importante realizar los ritos de la gran espiral lo antes posible. Esto ayuda a los chakras a liberar los hilos luminosos que una vez conectaron el cuerpo energético con acontecimientos del pasado.
Siguiendo la gran espiral, el cuerpo luminoso será atraído a salir por cualquiera de los siete chakras. Se siente una tremenda oleada de energía cuando el Campo de Energía Luminosa se libera del cuerpo.
El último paso en los ritos de la muerte es sellar los chakras haciendo la señal de una cruz sobre cada centro energético con el pulgar. Esto impide que el cuerpo luminoso vuelva a una forma física sin vida. La señal de la cruz -un símbolo más antiguo que el cristianismo- representa el sellado de una puerta de entrada a un cuerpo físico que nunca volverá a utilizarse. En las tradiciones cristianas se encuentra una práctica similar asociada a la extremaunción, salvo que el significado de estos ritos se ha olvidado en gran medida.
Información adicional sobre el Proceso de la Muerte se puede encontrar en mi libro,
Chamán, Sanador, Sabio
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