– Amor y verdad

El amor no es sólo un sentimiento. Los sabios creían que el amor es la fuerza singular del universo, que toda la creación surge del amor y que cada cosa bella que creas en tu vida procede del amor. El amor es una fuerza a la que no puedes escapar, como la gravedad. Es omnipresente, pero invisible. Ejerce sobre nosotros una atracción irresistible que nos lleva a cometer actos de valentía y de insensatez que van más allá de nuestra imaginación. Pero a diferencia de la gravedad, sobre la que no puedes hacer nada -no puedes levitar fácilmente, por ejemplo-, el amor es una fuerza que puedes utilizar para co-crear con la Luz Primordial. Cuando lo descubras, podrás empezar a soñar con la creación del mundo.

Para los chamanes, el amor no es un sentimiento, aunque la mayoría de nosotros lo experimentemos como tal. Es una fuerza. Es lo que siente la flor por el rocío de la mañana, el jaguar por el ciervo que caza para alimentar a sus cachorros. Es el arco iris después de la lluvia.

El amor es la fuerza que puede ayudarnos a ver la verdad en medio de las mentiras.

Y sobre todo, el amor es el poder de la Luz Primordial, que es conocedora, inteligente, sabia. Podemos interactuar con la Luz Primordial, lo que llamamos Espíritu, y ella nos responde. Este es el contrato que la Laika tiene con Spirit. Tú llamas, y el Espíritu te responde siempre.

Transformar la ensoñación del amor, que es incondicional, requiere que descubras la intrepidez. Para no tener miedo, hay que emprender tres acciones:

  • Abandona la fantasía de encontrar a tu alma gemela perfecta.
  • Ama quién eres, incluso con esa vena desagradable.
  • Abandona la idea de un dios que te ama sólo cuando haces «lo correcto».

 

¿Cómo reconocer cuando vivimos bajo el hechizo de una ensoñación? Las ensoñaciones siempre contienen un contrato o acuerdo que hacemos con la vida y que dice así: «Cuando…., entonces…»

Cuando encuentre mi verdadero amor (o mi verdadera vocación, o la casa perfecta, o el trabajo…) entonces seré feliz (o tendré éxito, o me sentiré realizado, o lo que sea). Pero a la vida no le gustan estos chollos. Empezamos a despertar de la ensoñación cuando damos la vuelta al acuerdo «cuando…., entonces»: Cuando amo lo que soy, los demás me aman.

Cuando rompemos el hábito de buscar a nuestra alma gemela, empezamos a acabar con el sueño del amor incondicional. La siguiente acción que debemos emprender es amar lo que somos y he aquí cómo: No tengas miedo al mirarte a ti mismo. Eres lo que eres. Respira hondo y acepta que, para lo bueno y para lo malo, tú eres tú. Nadie más va a darte este tipo de aprobación sin exigirte un precio altísimo.

Abrazarte a ti mismo es el verdadero camino hacia el amor incondicional por los que te rodean. Tus padres, pareja, hijos, amigos, familia extensa y compañeros de trabajo. Todos son imperfectos, igual que tú.

¿Qué partes de ti mismo vas a amar hoy?