Tu LEF es un campo biomagnético que no termina donde acaba tu piel, sino que se extiende hasta los confines del universo, disminuyendo en intensidad, pero sin desaparecer nunca del todo. Tu LEF contiene estrellas y galaxias en su interior.
Hoy nos resulta mucho más difícil elevar la calidad de nuestro FEL que hace 100 años, o hace 10.000, cuando nuestros antepasados paleolíticos vivían en grácil comunión con la naturaleza. Las toxinas en nuestro cuerpo y sistema nervioso procedentes de pesticidas, productos químicos artificiales, mercurio extraído de la tierra y otros venenos no existían hace un siglo. Ya no experimentamos fácilmente la unidad con toda la creación, salvo en breves momentos. Por mucho que meditemos, la matriz invisible del Espíritu parece eludirnos.
Pero no tiene por qué.
Nuestro LEF es una puerta a la matriz invisible de la sabiduría donde todo está entrelazado, donde cada pensamiento que tenemos impacta en cada célula de nuestro cuerpo y en cada molécula del cosmos. La física cuántica nos ofrece una metáfora adecuada en el fenómeno conocido como entrelazamiento: dos partículas pueden estar misteriosamente entrelazadas de tal forma que, aunque se encuentren en extremos opuestos de la galaxia, si se cambia la dirección en la que gira una partícula, la otra invierte inmediatamente su giro. Al principio, los científicos pensaron que el entrelazamiento podría ser una demostración de comunicación más rápida que la luz. Más tarde comprendieron que se trataba simplemente de la naturaleza de las partículas relacionadas. Los sabios del Amazonas y de los Andes con los que estudié creen que el enredo es la naturaleza de toda la creación, que todos estamos relacionados. Por eso ellos -y muchos nativos americanos- se refieren a todos los seres vivos como «todos mis parientes».
Cuando participas en la conciencia compartida de toda la Creación, reconoces tu Unidad con todos los seres y con la naturaleza. ¿Cómo puedes hacer daño a la tierra o a otros seres cuando tú y ellos sois inseparables? A la inversa, ¿cómo no atender a tu propia curación si te preocupas por tus semejantes? Una vez que has despertado a la Unidad, la idea de cuidar de ti mismo a expensas de los demás es inconcebible.
No es práctico ni fácil elaborar una lista de tareas pendientes cuando estás en estado de Unidad. Pero una vez que experimentes tu interconexión con el cosmos, es probable que lo que pongas en tu lista de tareas pendientes cambie, y tu capacidad para completar la lista sin sabotearte a ti mismo mejorará casi con toda seguridad.