-LOS TESOROS ESPIRITUALES Y LOS DEMONIOS QUE LOS CUSTODIAN

En el Himalaya, hay exploradores del reino entre el sueño y la vigilia conocidos como tertöns que pueden desenterrar tesoros espirituales enterrados hace mucho tiempo. Se dice que el sabio Padmasambhava ocultó un conjunto de enseñanzas avanzadas conocidas como «La perfección de la sabiduría» para las que el mundo aún no estaba preparado. Ocultó estos textos en las profundidades del océano, custodiados por feroces serpientes marinas conocidas como nagas. Seiscientos años después, fueron descubiertos por Nagarjuna, cuyo nombre significa «el que tiene poder sobre los nagas«. Las serpientes marinas que Nagarjuna encontró y dominó son similares a los terroríficos monstruos a los que el chamán debe enfrentarse para descubrir los tesoros enterrados más profundos.

El nombre de Nagarjuna nos ofrece una pista sobre cómo podemos hacerlo. ¿Cómo dominamos estos demonios y derrotamos a estos monstruos que pueden ser tan aterradores? Muchos de nosotros hemos pasado años en terapia y asesoramiento para ayudarnos a encontrar una manera de traer paz a nuestras luchas internas. Sabemos que luchar contra nuestros demonios internos sólo los hace más fuertes, como la hidra de cien cabezas a la que se enfrentó Hércules: cada vez que Hércules cortaba una cabeza con su hacha, crecían dos más.

El chamán comprende que no se necesitan hachas, pues las «nagas» son sombras que se disuelven en presencia de la
Luz Primordial
. Permaneciendo en esta luz, el guerrero luminoso observa cómo las sombras se disipan poco a poco. Esto se debe a que ninguno de estos demonios es cierto, aunque parezcan totalmente reales. No son más que reflejos de los demonios que llevamos dentro y que están convirtiendo nuestro trabajo, nuestra relación o nuestra salud en un infierno.

Desde la llegada de la psicología, ya no nos referimos a los «demonios», sino a las creencias inconscientes que orquestan nuestra realidad. La Laika no se pasa años luchando con estas creencias limitantes. En su lugar, transforma los tres sueños de
seguridad
,
permanencia
y
amor incondicional
y descubre los tesoros de la Luz Primordial.

Aprendí la práctica del viaje en el tiempo de Alejandro Kahuanchi, un chamán huachipaeri de la exuberante selva del altiplano, cerca de la ciudad de Cuzco, y un brillante rastreador. Su apellido proviene de la palabra quechua que significa «vidente». Tenía veintitantos años cuando lo encontré.

Kahuanchi me mostró cómo esconder un tesoro espiritual para descubrirlo en mi lecho de muerte dentro de muchos años. Esta medicina me ayudaría a atravesar el miedo y el caos que se producen cuando se acerca la tormenta de la muerte y me aportaría el valor necesario para dejar atrás mi cuerpo y regresar al mundo del Espíritu conscientemente, con gracia y dignidad.

«Pero debes tener cuidado de no presenciar el momento de tu muerte», insistió. «Corresponde a Dios decidir los detalles. No puedes elegir el momento de tu muerte. Pero puedes elegir afrontarlo con valentía, entregarte a tu muerte como se hace con un amante y llevarte tu conciencia contigo al más allá.»

Era una oferta irresistible, y seguí sus instrucciones y enterré una cápsula del tiempo para descubrirla en los últimos días de mi vida. Algún día veré si funcionó.

Hay peligros que acechan en las mareas del tiempo. Puede ser bastante turbulenta cuando uno se deja llevar por ella en el curso de la vida cotidiana. Pero cuando te precipitas hacia el futuro o el pasado en un
viaje chamánico
es difícil saber qué es real. Aquí se entrelazan la fantasía y la ilusión. ¿Qué es verdad y qué es magia, truco o engaño?

Cuando soñamos durante la noche, dondequiera que nos encontremos -en un tren o hablando con nuestro padre fallecido- parece absolutamente real y tan tangible como nuestra realidad despierta. Sin embargo, cuando nos despertamos, los detalles se desvanecen de la memoria en un instante. ¿Cómo saben los chamanes si sus viajes espirituales a través del espacio-tiempo son verdaderos?

Hay que entrenarse para conservar la lucidez durante un viaje y evitar aterrorizarse ante los fantasmas del pasado que habitan estos reinos o dejarse seducir por las tentaciones del futuro. La comunicación con los seres sin forma puede ser complicada: muchos son fantasmas hambrientos (que adoptan el disfraz de una persona conocida o un ser querido, sólo para engañarte o «alimentarse» de tu fuerza vital) que se hacen pasar por maestros espirituales.

Al principio, esto puede parecer una perspectiva desalentadora, pero con el tiempo -con la práctica- te familiarizas con el territorio del mundo oculto y aprendes a ignorar aquellos aspectos que son meras distracciones en el camino.