-Autorrealización

La Rueda Medicinal es una exploración de la naturaleza del tiempo, la energía y el yo esencial. La belleza del chamanismo es que es una experiencia directa de tu propio diálogo personal con el Espíritu. No hay intermediarios, y a medida que exploras las enseñanzas misteriosas en cada dirección de la rueda de la medicina, aprendes a confiar en tus propias experiencias, en tu propia intuición y en tu propia guía interior, llegando a autorrealizarte. Confiando en ti mismo, te conviertes en un chamán autorreferente que no depende de las opiniones de los demás, sabiendo que el Espíritu te guía hacia donde necesitas estar exactamente en el momento adecuado.

La rueda de la medicina comienza en el Sur, donde aprendemos a caminar con belleza sobre la Tierra. El Sur es también el lugar al que se acude para enfrentarse al pasado y desprenderse de él, al igual que la
la serpiente
símbolo arquetípico de esta dirección- se despoja de su piel.

En Occidente, recurrimos al arquetipo del
jaguar
para que nos ayude a encontrar lo que debe morir en nosotros para que la vida nos reclame. Aquí, uno asume la postura del guerrero espiritual que no tiene enemigos en esta vida ni en la otra.

En el Norte, el arquetipo del
el colibrí
nos ayuda a aprender a conectar con nuestra pasión y a beber sólo de las fuentes más dulces: las que alimentan el alma. Es aquí donde aprendemos a salir del tiempo lineal, que nos ata a la causa y el efecto, y a entrar en el tiempo sagrado, donde todo es posible.

El Este es el camino del
el águila y el cóndor
– el vuelo hacia el Sol y el viaje de regreso al propio hogar para ejercitar la visión y las habilidades en el contexto de la propia vida y el trabajo. En Oriente aprendemos a soñar con nuestro mundo.

Nos convertimos en chamanes autorreferenciales tras realizar el trabajo de las direcciones Sur y Oeste. En el Sur dejamos atrás historias procedentes de lugares heridos y ya no experimentamos la vida desde los confines de nuestro cerebro reptiliano. En Occidente dejamos atrás nuestro karma y nuestro linaje genético y ya no somos prisioneros de nuestro limitado cerebro límbico. Como chamanes autorreferenciales, nos comprometemos con la vida en los niveles mítico y energético utilizando nuestro neocórtex y nuestro cerebro de Dios.

Como sabios y guardianes de la sabiduría hemos desmembrado nuestro ego, el concepto del «yo». Nos dejamos ver porque no hay diferencia entre lo que somos y lo que decimos ser. Sabemos que somos seres espirituales que viven una experiencia humana y no seres humanos que intentan vivir una experiencia espiritual. Acceder a tu cerebro de Dios te permite experimentar la vida como un caleidoscopio de oportunidades y posibilidades maravillosas. Viéndote a ti mismo como un agente de transformación, visualizas destinos personales y colectivos favorables. Ahora es el momento de volver a dedicarte a los destinos que elijas y despertar tu naturaleza luminosa.