Chamanes de los Andes y profecías

Los chamanes de los Andes, los Q’ero, leían los signos del destino y predecían el fin de los tiempos y el amanecer de un milenio de luz. Las profecías presentan posibilidades de caos y la promesa del surgimiento de un nuevo humano, homo luminous, al final de la confusión. Y lo que es más importante, las profecías hablan de un desgarro en el propio tejido del tiempo que nos ofrece la oportunidad de definirnos no por lo que hemos sido en el pasado, sino por lo que seremos dentro de 10.000 años.

En 1950, un grupo de forasteros vestidos de colores se acercó a la reunión anual de chamanes al pie de una montaña sagrada en los altos Andes de Perú. Los lugareños observaron sus ponchos y reconocieron las marcas de un antiguo linaje de sumos sacerdotes. Eran los Laika, también conocido como

Guardianes de la Tierra

– curanderos que se cree que desaparecieron tras la época de la Conquista.

Los Laika eran los custodios de una sabiduría inestimable, conocida como las cuatro percepciones. Estas enseñanzas sostenían que toda la creación -la Tierra, los seres humanos, las ballenas, las rocas e incluso las estrellas- estaba hecha de vibración y luz: Nada percibido como material existía, salvo como un sueño que los humanos proyectaban sobre el mundo.

Los Laika se dieron cuenta de que los conocimientos sobre la capacidad de los seres humanos para manifestar nuestros sueños, lo que los chamanes llaman «soñar con la creación del mundo«, eran tremendamente poderosos y podían ser fácilmente objeto de abuso por parte de quienes carecían de ética. Así, ocultaron ese conocimiento a los forasteros y a la mayoría de sus compatriotas indígenas.

A pesar de su cautela, los laika fueron tachados de brujos y hechiceros por los conquistadores españoles, que los persiguieron, encarcelaron, torturaron y mataron sin tregua. (Su sabiduría se consideraba tan peligrosa y amenazadora para la Iglesia católica que, incluso después de que la Inquisición española cerrara sus puertas en el resto del mundo, la Iglesia mantuvo activa la oficina de la Inquisición peruana en Lima, Perú, hasta 1820).

Los que lograron escapar a la purga huyeron a lo alto de los Andes, donde se aislaron del resto de la humanidad; su reputación quedó tan arruinada por los españoles que, incluso hoy en día, el nombre de Laika se asocia con la brujería. Después de guardar cuidadosamente sus conocimientos durante cientos de años, en 1950, estos chamanes salieron de su reclusión y compartieron las cuatro percepciones para ayudar a la humanidad a soportar los difíciles cambios que sabían que se avecinaban y dar origen a un mundo mejor.

Gracias a los descubrimientos de la física cuántica, el mundo ha llegado a comprender que toda la materia es luz densamente empaquetada, lo que demuestra la comprensión de los Laika de que la vibración y la luz pueden organizarse en mil formas. Esta sabiduría les permitió desplazar gigantescas rocas por las laderas de las montañas, como se requería para construir las ciudades Inka en las nubes.

Todos sentimos los tremendos trastornos que se están produciendo en todos los niveles, físico, emocional y energético, y sabemos que nos enfrentamos a un salto cuántico en la conciencia colectiva. Conscientes de que somos conciencia, sabemos hasta la médula que cuanta más humanidad dé el salto, mejor. Al dar un salto evolutivo con otros individuos conscientes y deliberados, se alcanza la masa crítica y somos arrastrados todos a la vez hacia el nuevo mundo que hemos creado.

¿Estás dispuesto a ser comadrón del renacimiento de la Tierra y de la humanidad y a aportar coexistencia, sostenibilidad y compasión a esta época de desafíos?