El nuevo coronavirus es una amenaza conocida para la salud mundial desde hace más de seis meses, y una parte desconocida del ecosistema desde hace mucho más tiempo. Es interesante recordar que hace 500 años, cuando los europeos llegaron por primera vez a América, trajeron consigo un virus que también era nuevo en esta parte del mundo. En 30 años, la viruela acabó con el 95% de los 100 millones de nativos de América.
Desde la perspectiva de la naturaleza, los virus no son más que la forma en que la biología se desarrolla a lo largo de milenios. Nos exponemos, nos fortalecemos y el virus se convierte en una parte inofensiva de nuestro ADN. Así que, en lo que respecta a la Madre Naturaleza, se trata de otro reto al que debemos enfrentarnos. Afortunadamente, el coronavirus no es tan infeccioso como la viruela, pero en todo el mundo sigue habiendo miles de personas que sucumben a él cada día.
Desde el punto de vista chamánico, tenemos que trabajar en el terreno, no en matar el virus, que es a donde quiere llegar la medicina occidental, sino en cómo podemos formar parte de ese 95% que tiene síntomas mínimos a causa del virus. Lo hacemos alcanzando una salud excepcional.
Así que mientras esperamos a que la ciencia encuentre una vacuna o una cura, lo que todavía está muy, muy lejos, tenemos que centrarnos en mejorar nuestra salud, para convertirnos en esa excepción. Ahora es el momento de fortalecer, curar, reparar, comer bien, tomar sus suplementos y vitaminas para que pueda crecer un nuevo cuerpo sano.
Es posible que haya leído que las vitaminas no hacen nada, pero eso sólo se refiere a las personas que gozan de buena salud, cuyos niveles de vitaminas ya están al máximo. El resto tiene que encargarse también de reponerse para que sus cuerpos puedan optimizarse.
Aprendí el valor de las vitaminas y los suplementos cuando hice por primera vez el programa Grow a New Body, después de enfermar de muerte por los virus y parásitos que contraje durante los muchos años que viajé por el mundo investigando como antropóloga médica. Necesitaba algo que no sólo reparara mi cuerpo, sino que lo regenerara. Este es el futuro de la medicina: sabemos cómo activar los sistemas de reparación y regeneración del cuerpo con nutrientes y prácticas de meditación.
El programa GNB comienza a nivel físico. Como sociedad, estamos muy mal de salud. Hay que tener en cuenta que el 70% de la población estadounidense es obesa y el 40% padece algún tipo de diabetes o síndrome metabólico. Así que debemos limpiar nuestra dieta: eliminar el azúcar blanco, el pan blanco, la pasta blanca. Tenemos que alimentar el cuerpo con grasas buenas: aceite de coco, aceite de oliva, frutos secos. Debemos comer productos ecológicos y asegurarnos de obtener todos los nutrientes esenciales. Debemos tomar un buen complejo multivitamínico para complementar los que no obtenemos de forma natural, como la vitamina D, que restablece el sistema inmunitario.
También necesitamos fitonutrientes, como los de las verduras de hoja verde y las bayas. Estos son los que activan más de 200 genes que crean salud y silencian más de 500 genes que causan Parkinson, demencia y Alzheimer. Recuerda que en la medicina chamánica no tratamos la enfermedad, sino que creamos las condiciones para la salud, de modo que la enfermedad desaparezca.
A nivel de la mente tenemos que practicar el perdón. Cuando nos perdonamos a nosotros mismos y a los demás, reprogramamos las redes neuronales de nuestro cerebro límbico. Pero para perdonar de verdad, debemos actualizar la programación que es la fuente de nuestras creencias limitantes. Aprenda a superar este dilema neurológico
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Una vez superado ese reto, debemos practicar la gratitud hacia esas personas a las que acabamos de perdonar, porque sin ellas no habríamos aprendido las lecciones que necesitábamos aprender. Llevar una carga de ira o sentimientos de victimización en realidad deprime el sistema inmunológico, por lo que esto es importante.
A nivel del alma y del corazón, debemos realizar prácticas chamánicas que nos devuelvan a la naturaleza. San Francisco de Asís nos enseñó que cuando estamos en paz con la naturaleza, la naturaleza está en paz con nosotros. Así que ven a la paz interior, practica el perdón y la compasión, y vuelve a dedicar tu vida a ser un administrador de la tierra.
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